Mitos y verdades sobre el comercio electrónico

Mitos y verdades sobre el comercio electrónico

¿El e-commerce es seguro? ¿Es útil solo para las grandes empresas? ¿La inversión para implementarlo es costosa? Un experto en tecnología responde a estas y otras preguntas sobre la compra y venta de productos y servicios en línea.

Los beneficios del comercio electrónico para las organizaciones son múltiples, pues permite generar más ventas y ganancias, evita la dependencia de factores externos y facilita la expansión del negocio en otros territorios, sin necesidad de tener presencia física en estos. Además, brinda la posibilidad de explorar mercados diferentes con modelos de negocio adaptados a las necesidades de los consumidores.

Asimismo, conviene recordar que hay impacto positivo para el e-commerce en Centroamérica. Statista proyecta que la tendencia continúe en crecimiento este 2021 y para el 2024, la cifra de personas que comprarán productos y servicios por internet crecerá hasta un 31%, por lo que se alcanzará cerca de 351 millones de usuarios en toda la región.

Pese a las diferentes ventajas que ofrece el comercio electrónico, todavía existen algunos temores y dudas sobre su funcionamiento e implementación. Por ello, Octavio Camarena, Director de KIO Application Management, aclara algunos mitos sobre esta importante tecnología para las empresas pequeñas, medianas y grandes.

  • ¿El comercio electrónico es solo para las grandes empresas? Es completamente falso. Nunca ha sido así. De hecho, la pandemia demostró que el e-commerce se volvió una herramienta de supervivencia para los negocios. Existen muchos esquemas para que las micro y pequeñas empresas puedan utilizar el comercio electrónico, ya que este puede funcionar desde redes sociales y WhatsApp hasta portales más sofisticados. Es decir, esta tecnología puede implementarse con recursos relativamente sencillos. Ahora bien, es importante tener en cuenta que una organización pequeña, con recursos limitados, no podrá adquirir plataformas más sofisticadas que apliquen tecnologías como la inteligencia artificial. Al final, todo se traduce en cómo cada empresa, sin importar su tamaño, logra responder con la misma eficacia en el mundo virtual que en las tiendas físicas. “Todo se trata de innovación e inventiva”, agrega Camarena.

  • ¿El comercio electrónico requiere tecnologías costosas, complejas y difíciles de utilizar? La tecnología se ha simplificado y el e-commerce cada vez es más sencillo de implementar. Antes, las grandes empresas utilizaban esquemas de comercio electrónico complejos y costosos, pero todo eso ya cambió. Actualmente existen muchas plataformas que son baratas y fáciles de utilizar. Por ejemplo, el social marketing facilita la venta de productos y servicios por redes sociales. Lo complejo ya es parte del pasado. “Es importante resaltar que el comercio electrónico no es complejo. Las tiendas virtuales pueden ser muy exitosas si conocemos qué buscan nuestros consumidores”, explica Camarena. Sin embargo, es importante contar con el asesoramiento de un experto, pues solo así se podrá crear un flujo que deje satisfecho al usuario y permita responder con eficacia a las demandas del mercado actual.

  • ¿No tener una tienda física genera desconfianza y provoca la pérdida de interés del cliente? Esta es una pregunta que tiene varias respuestas u opiniones, pues todo dependerá del producto. Hay personas que aún necesitan ver y tocar lo que están comprando para sentirse cómodas. Esto no ocurre en las tiendas digitales. A nivel de transacción, actualmente todo se puede hacer de manera virtual, pero falta ese factor para que los consumidores se sientan cómodos con lo que están adquiriendo. Es muy difícil vender sin mostrar, por lo que es indispensable tener un catálogo detallado y explicativo del producto o servicio. Además, es importante brindar la opción de cambio o devolución. Es decir, que el cliente tenga la tranquilidad de que la empresa se compromete a lograr una satisfacción desde que comienza el proceso hasta que finaliza. “Esta opción sale mucho más barata y rentable, que estar alquilando un espacio físico”, enfatiza Camarena. En algunos casos y si el presupuesto de la corporación lo permite, se puede recurrir al modelo híbrido: se dedican esfuerzo para las ventas en línea, ya sea por una computadora o el móvil, y se refuerzan con espacios físicos, que más que una tienda es un showroom, donde una persona prueba el artículo para después finalizar la compra de manera digital. Esto es lo que se llama omnicanalidad.

  • ¿El comercio electrónico es más vulnerable a ataques de ciberseguridad y fraudes? Esto es un tema de percepción, no de realidad. Los sistemas de comercio digital son intrínsecamente igual o incluso más seguros que otro tipo de transacciones, ya que para ello existen protocolos que las empresas deben cumplir. “¿Cuántas veces damos información por teléfono que resulta o puede resultar más comprometedor que lo que hacemos online?¿Acaso no existen situaciones donde físicamente damos nuestra tarjeta en un establecimiento y perdemos de vista lo que sucede con ella?”, analiza Camarena. Más allá del miedo a la transacción digital, el temor de los usuarios es no tener un contacto humano. Eso se puede solucionar a través de chats o un centro de llamadas para consultas, comentarios y seguimiento.

Además de todo esto, los usuarios deben considerar que el comercio electrónico les deja muchos beneficios. “El primero es que se evitan las compras impulsivas, pues lo digital da más tiempo para meditar. Además, el ahorro de tiempo es significativo. Ahora podemos hacer en 15 minutos lo que antes nos llevaba hasta cuatro horas, tomando en cuenta el tránsito y otros factores que implica una compra física”, concluye Camarena.