No hay amor como el de una madre y no hay forma de expresar la gratitud por ese amor, más que el regalo del tiempo.
Este Día de las Madres, Tissot te invita a recordar a todas las madres del mundo, cuyo afecto, devoción y cuidados nos han convertido en lo que somos.
El amor de una madre
Nada puede debilitar lo que una madre siente por sus hijos y pocas cosas reflejan nuestra gratitud por ese amor como el poder y la convicción de un bonito reloj innovador de lujo con un acabado artesanal. Su calidad y su belleza son el símbolo perfecto de nuestras madres. Por cada minuto de cada día del amor de una madre, hay un reloj Tissot.
Para siempre
Entre los relojes Tissot creados para esas madres fuertes y cariñosas, está el PR 100 Lady Sport Chic, un impresionante modelo de 36 mm de acero inoxidable. Es perfecto para las madres decididas y apasionadas que no dejan de crecer en su función de protectoras y proveedoras. Incluye numerosas características distintivas de los relojes deportivos, como la hermeticidad hasta 100 metros, los detalles luminiscentes y un brazalete clásico de tres eslabones de metal cepillado y pulido. Bajo su caratula efecto «soleado» azul claro, con un acabado sedoso ultra femenino, late un movimiento de cuarzo Swiss made de alta precisión. Es como el amor de una madre: sólido y delicado, diseñado para toda la vida.
Hogar, dulce hogar
Tissot nació en las montañas suizas, en la pequeña ciudad de Le Locle, hace casi 170 años. La colección bautizada en honor de nuestra localidad natal captura el espíritu de nuestros comienzos y el detalle y la atención que prestamos para asegurar el futuro, lo que la convierte en el símbolo perfecto de una madre que crea un hogar seguro y cálido. Tomemos, por ejemplo, el Le Locle Automátic, Lady Small. Su carátula, cuyo diseño se inspira en la torre de la iglesia de Le Locle, expresa una honda gratitud por el hogar en el que crecimos. Ese mismo encanto lo encontramos en la colección Bellissima, una línea sofisticada y audaz de relojes creados para las madres y caracterizados por su belleza atemporal y su estilo clásico. Con su elegante forma y la numeración en romanos de la carátula, que nunca pasa de moda, es un símbolo eterno de un amor imperecedero
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